Diez razones por las que los
niños deberían estudiar música
Entre las
actividades más clásicas destaca, además de los deportes, la
música. Generaciones de niños han pasado por escuelas de música y
conservatorios para ocupar sus tardes aprendiendo a tocar un
instrumento. Se trata de una actividad que compagina su vertiente más
lúdica con unos estudios paralelos a la tarea escolar, que
generalmente se añaden a los deberes ordinarios, por lo que requiere
de grandes dosis de motivación (de los niños que deben aplicarse a
ello y de los padres y madres que han de apoyarles). Esta carga extra
puede provocar reticencia y rechazo tanto de unos como de otros.
Pero las ventajas de
emprender estudios musicales son muchas más que los inconvenientes.
Aquí os dejamos diez razones para aquellos que estéis indecisos o
simplemente no os lo habíais planteado:
1. Desarrollo de
la psicomotricidad
Para tocar un
instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando,
frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez
conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y
tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello
mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo
más completo.
2. Competencias
en idiomas
Esa partitura de la
que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el
ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la
técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con
lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer
otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o
mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas
(semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso
musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la
música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en
conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para
aprehenderlas.
3. Pensamiento
lógico
Especialmente en los
primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos
básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son
fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso,
estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y
estructura los mapas mentales.
4. Pensamiento
múltiple
Además de la
psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que
tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración,
afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la
partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril.
O todos a la vez.
5. Sensibilidad
artística
Por encima de
cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así,
tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la
experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y
fomenta el desarrollo del criterio artístico.
6. Capacidad de
autoescucha y reflexión
Es evidente que para
dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando,
analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito
de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el
análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.
7. Empatía y
habilidades sociales
Además de
escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible
escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el
grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se
desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con
los demás miembros.
8. Educación en
valores
Tocar con solvencia
un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante,
esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro
acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en
público deberán superar sus miedos.
9. Autoestima
Los pequeños
avances que día a día experimentará serán una fuente de
satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio
plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también
crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años
podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido
posible gracias a sí mismo.
10. Serán más
responsables y cuidadosos
A excepción de los
instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión,
contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto
en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son
delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y
mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos
responsables y cuidadosos con él.
En definitiva, estudiar música es un
ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a
desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales
mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?